viernes, 28 de julio de 2017

Cuestión de tiempo

Si algo he aprendido en estos casi tres años de maternidad es que todo es cuestión de tiempo.

La teoría me la dio la experiencia y la práctica mi hijo Delfinete.

Las largas noches sin dormir, pegado a la teta. Las tomas interminables que no me permitían levantarme de la hamaca. Los miedos pasajeros. Los llantos a los que no le encuentras explicación....

Todo eso se fue rápido, y volvió mas rápido aún, porque ahora estamos volviendo a pasar por lo mismo con Unai.

Con los niñ@s pequeños todo es cuestión de tiempo. De no mirar el reloj, de quedar a una hora y llegar tarde, de darles calma y tranquilidad para que aprendan. El ritmo lo marcan ell@s.

Aprenderán. Crecerán. Lo harán.

Ayer mismo Delfinete me dijo: "¡mamá, estoy creciendo!" Muy ilusionado porque ya llegaba un poco mas al grifo del lavabo subido en la banqueta.

Todo es cuestión de tiempos y de ritmos. De respetar sus ritmos.

El mundo de los adultos no está hecho para los niñ@s. En general, el mundo no está hecho para los niñ@s.

Les pedimos que se adapten a nuestra vida. A nuestra vida ajetreada. A nuestras constantes idas y venidas. A nuestros cambios de humor.

A veces me planteo si el llanto de Unai a partir de media tarde será porque está cansado de seguir mi ritmo durante todo el día. Tengo que reconocer que estoy siempre en la acción, haciendo mil cosas y raras veces me quedo tranquila sin hacer nada.
Entonces, ¿no le estoy dando ese tiempo que necesita de adaptación?

La semana pasada según se despertó Delfinete me preguntó: mamá, ¿que hacemos esta tarde?.
¿Tendrá la sensación de que siempre hay que hacer algo después de venir de la guarde?
Entonces, ¿no le estoy dando esa tranquilidad que necesita?

Entonces, ¿no estoy respetando sus ritmos?.

Será cuestión de adaptarse...será cuestión de tiempo.

Procuro no emplear la frase "date prisa que llegamos tarde" a no ser de que la situación se esté demorando lo suficiente como para empezar a crisparme.

Será cuestión de adaptarse...será cuestión de tiempo.

He escuchado muchas veces que me iba a costar que Delfinete dejara la teta o que dejara de dormir en nuestra cama. "Se va a ir a casar tomando teta" 😒 ...

Cuando me quedé embarazada decidí dejar de darle el pecho. No me veía capacitada para dar a los dos, aunque hoy pienso en lo bonito que hubiera sido ver a los dos mamando juntos. Pensé que esto iba a ser un motivo de conflicto. Y aluciné cuando le expliqué a Delfinete que me dolían las tetas cuando el tomaba, así que deberíamos de empezar a dejar de tomar. Lo entendió.
No voy a negar que en algún momento si que insistió bastante en querer tomar teta, pero dejó de hacerlo sin suponer un drama familiar. Tenía dos años. Cuestión de tiempo.

También dejó de dormir en nuestra cama (aquí hubo diferencias entre lo que opinábamos mi chico y yo, fue debate y motivo de conflicto). Nos costó más tiempo, entiendo que porque todavía no era el momento. Aún hoy la mitad de las noches acaba despertándose en nuestra cama (y me encanta 😆).

Todo es cuestión de tiempo. De cambios. De adaptación de los unos a los otros. Al fin y al cabo, estamos formando una familia, estamos conviviendo y hay que priorizar la armonía y sintonía del núcleo familiar.

Y cuestión de tiempo ha sido, y está siendo porque se nos sigue escapando de vez en cuando, el tema de dejar el pañal. Eso si que ha sido seguir el ritmo que ha marcado Delfinete. Pero esto me gustaría contarlo en un post específico.

Es tan importante escuchar y atender sus necesidades. Quizá no nos estemos dando cuenta de que vamos muy rápido con respecto a ellos o muy lentos, como nos pasó con la operación pañal, que no nos dimos cuentas de las señales que mandaba el niño hasta que me lo dijeron en la guarde.

Pero debemos de entender que los niñ@s conciben el mundo de diferente manera a nosotros, ven desde su perspectiva de infancia. No entienden ni de horas ni de relojes.

Es maravilloso verles contemplar las pequeñas cosas. Es maravilloso que no se dejen llevar por el ritmo vertiginoso al que estamos sometidos los adultos.

Menos mal que ellos me han enseñado a disfrutar de esos pequeños momentos, de esas insignificantes cosas, como un zapatero o una pared rugosa, que a nuestros ojos no tienen interés ninguno pero que bajo la mirada de un niñ@ están llenos de magia.

Procuro dejarles tiempo para que aprendan solos. Para que lo intenten y evito caer en ayudarles aunque esté a punto de entrar en colapso 😆.

Que rápido se ha pasado este tiempo, que corto se ha hecho. Parece que fue ayer cuando Delfinete cumplió un año y justo delante de todos los invitados a su fiesta se soltó a andar.

Parece que fue ayer cuando lloraba de emoción al dar la noticia de que volvíamos a estar embarazados, Unai cumple mañana dos meses.

Que rápido pasa el tiempo....

Tengo ganas de que Unai crezca un poco mas y juegue con su hermano.

A veces, cuando estoy agotada, deseo que crezcan. Que se acaben ya los cólicos, los llantos, los mocos, las gastroenteritis, las otitis y todas esas malditas "itis" ...

Pero entonces veo que mi hijo mayor, efectivamente se está haciendo mayor.

Porque ya forma frases , porque habla por los codos, porque ya hace pis solo, porque ya no está tan apegado a mi, porque le dice a su hermano cuando llora: "Unai no llores, que yo estoy aquí". ....

Y me da pena, una pena egoísta. Porque no quiero que crezcan.

Cuestión de tiempo que lo hagan.




No hay comentarios:

Publicar un comentario