jueves, 30 de noviembre de 2017

Seis meses Unai

Y ya son seis meses juntos mi vida.

Que llegaste de improviso, un poquito antes de lo previsto y por un parto más rápido que el de tu hermano, pero también inducido, con la bolsa fisurada, medicalizado y sin ganas de salir porque no era tu momento.

Pero pasó pronto y te recibí con un: ¡ya estás aquí mi niño!. Y me quedo con ese primer abrazo, ese olor tan dulce, a recién nacido. Ese piel con piel tan calentito y pegajoso. Y esas largas horas en el paritorio porque no nos daban habitación, que no importó la espera porque fue nuestro momento. Y aunque dolorida y cansada, estaba feliz de tenerte ya conmigo.

Tu que llegaste para confirmar que tener un segundo no "es pan comido" y que cada bebé es único.

Tu que me has dado fuerzas para decidir formarme como asesora de lactancia cuando en la nuestra aparecieron dificultades.

Mi niño, que durante el primer mes flipábamos con lo tranquilo que eras y lo mucho que dormías, y cuando despertaste de tu letargo dejaste claro que habías llegado al mundo para gritar a los cuatro vientos cuando no estabas a gusto.

Y que con tu padre como aliado me habéis recordado que a veces hay que confiar mas en la intuición y en el instinto aunque eso no sea lo pautado o por norma establecido.

Tu, mi vida que me has recordado que todo pasa y es cuestión de tiempo. Y que cuanto mas nos conocemos, mejor nos entendemos.

Unai, tu me has lanzado de lleno a plantearme un sinfín de cosas, a reinventarme y a poner en orden mis prioridades.

Tu nacimiento me ha hecho empoderarme, resurgir.
Me ha motivado y me ha aportado mucha creatividad.

Pero también ha habido momentos duros, cuando las tardes de cólicos y lloros no te dejaban conciliar el sueño.

Cuando me reclamabas estando sola y no podía atenderte todo lo rápido que me hubiese gustado.

Mi niño pequeño, has hecho que le cogiera el gusto al porteo. Que orgullosa estoy de haberte llevado tan cerquita de mí durante los primeros meses, cuando mas necesita un bebé a su mamá.
Darte el pecho en la bandolera ha sido una de las experiencias más bonitas que he tenido.

Estoy meses han sido duros, muy intensos y muy gratificantes.

Que bonito cuando gritas de contento al ver a tu hermano.
Que divertida tu sonrisa.
Que ojazos, como dos faros, tan redondos y abiertos, sin perderte nada de lo que pasa a tu al rededor.
Que asombrada me quedé cuando me vi reflejada en tu cara viendo una foto de mi cuando era pequeña.

Que rápido estás creciendo Unai.

Seis meses que han pasado volando.

Ya hemos pasado unas cuantas mañanas separados y me ha asombrado lo rápido que te has adaptado al cambio.

El otro día me preguntaba una mamá que está esperando a su segundo bebé que tal con dos.

La verdad es que como todo, es conocerse y adaptarse. Y aunque hay momentos de agobio, volver a ser mamá para mí ha sido fantástico.

Hoy soy el doble de feliz que antes.

Unai, gracias. 💕







lunes, 20 de noviembre de 2017

Bienvenidas Experiencias: La consecuencia del amor, tercer parte.

¡Por fin! Después del parón puedo decir que tengo un momento para escribir otra entrada. Pero el mérito no va a ser mío, volvemos con la sección de Bienvenidas Experiencias, Helena nos cuenta la tercera parte de su experiencia con la maternidad y la lactancia de su pequeña.

La consecuencia del amor, es una bonita historia en la que además de los cambios que se producen durante la maternidad, esta familia se encuentra con una dificultad con la lactancia que a pesar de ser bastante común no siempre se resuelve como es debido.

Gracias al esfuerzo de la mamá, del apoyo de profesionales informados y del apoyo del papá se ha salvado una lactancia.

Aquí os dejo el enlace de la segunda parte y de la primera.

Helena, mil gracias de corazón por hacernos llegar ésta experiencia.

La consecuencia del amor, tercer parte.

Llegamos bastante nerviosos al hospital. Especialmente yo. Iván me daba ánimos porque sabía que no era nada grave. Nada que con un biberón no se solucionara. Y él tenía razón, pero yo me sentía fatal conmigo misma, por no haberme dado cuenta de que no eran cólicos, por haber ido tres veces a un fisio de bebés para nada y porque lo único que le pasaba a mi bebé es que lloraba de hambre. Así es, creí que iba a ser una de tantas madres que piensan que no tienen leche, que al tener un pecho pequeño no van a tener mucha cantidad, etc.
Así que finalmente, Adri tomó su primer biberón con ayuda de la pediatra del hospital. La pauta fue darle uno después de cada toma y que según fuera recuperando el peso, solamente habría que darle uno por la noche. Adri fue engordando poco a poco y ya sólo le daba el de antes de dormir. Aun así, había días que ella lloraba mucho y con el miedo de que quedara con hambre, yo le daba un biberón. Recuerdo que cada vez que me ponía a prepararlo, lo miraba como si fuera veneno…
Así pasaron un par de semanas y me acordé de un pediatra que me recomendó mi amiga Carol. Un neonatólogo, ya jubilado que pasa consulta desinteresadamente para ayudar y apoyar a papás, especialmente con la lactancia materna. Así que pedí cita y allí me presenté. Lo primero que hizo fue pedirme que le diera el pecho a Adriana. Hasta ese momento ningún profesional en mi centro de salud me pidió que lo hiciera, por lo que nadie ni supo ni quiso entender cuál era el problema de que Adriana no cogiera peso. El agarre era perfecto y no había ningún problema de pezón invertido, labio leporino, etc. pero lo que sí identificó observando y haciendo muchas preguntas sobre mi día a día y mis hábitos en las tomas, es que se quedaba dormida. ¡Por fin alguien que me aconsejaba!
Me tiraba una hora dándole el pecho por lo que si comía cada hora y media, o dos horas aproximadamente eso me dejaba una hora de sosiego. Y eso como mucho, ya que la pobre al tener apetito constantemente me reclamaba todo el tiempo. Yo la ponía al pecho y al poco de empezar a comer “Por lo visto” se quedaba dormida. Yo no sabía identificarlo, veía que movía la mandíbula pero no sabía que en algún momento dejaba de comer y solo chupaba como si de un chupete se tratara, así que él me ayudó a identificarlo y sobre todo, centrarme en hacer muchas tomas frecuentes y cortas. Así empecé a reconducir poco a poco la lactancia. Íbamos a ver a Luís todas las semanas y él iba revisando la toma, preguntándonos mucho y controlando el estado físico de “Pinchito”. Así mismo, él me hizo ver que la leche de fórmula no era mi enemigo, sino mi aliado temporal y que muchos de esos bibes eran psicológicos. Los necesitaba para creer que ella iba a estar mejor, que iba a descansar más, etc. Pero poco a poco fui cogiendo seguridad en mi misma, yo estaba más animada, más tranquila, más ubicada en mi nueva vida, me creí y me sentí buena madre y todo ello hizo que no fuera necesitando bibes y Adri fuera cogiendo peso con normalidad.
A día de hoy es una bebé de casi 9 meses que pesa ocho kilos y medio y sobre todo, que solo llora por sueño, caca o por alguna rabieta.
En un futuro, me gustaría contaros también la experiencia que estoy teniendo con el sueño. Adri no sabe dormir más de una hora y media o dos horas seguidas. Como mucho tres horas de manera ocasional. Y más frecuentes son los despertares cada media hora, cuarenta minutos, etc. Debido a esto, yo también dudaba en ese periodo de lactancia mixta. Siempre pensaba que era hambre, y no siempre lo era. Era sueño, como le pasa ahora, que llora hasta que explota como si no hubiera mañana, porque no sabe quedarse dormidita sola y necesita su tetita, mi piel, mi calor, mi contacto, a mamá. Muchos consejos sobre este tema no podré dar, ya que por desgracia, después de haber probado todo, no he encontrado una solución. Solamente queda esperar, con paciencia y ofreciéndola todo el amor del mundo, a que aprenda a dormir. Aun así, seguro que más de una mamá le vendrá genial para sentirse comprendida y ver que su bebé no es el único al que le tienen que poner la campana extractora de la cocina, dormirle en el carrito en casa porque la cuna de la alergia o que le pasean a las 3 de la mañana en coche para que se quede dormido…
Espero que mi experiencia pueda ayudar a otras mamis a luchar por dar el mejor alimento que se le puede dar a un bebé y especialmente a un recién nacido. Yo lo tengo muy claro, es de las cosas más duras y al mismo tiempo más maravillosas que he hecho en mi vida, y las noches sin dormir, las grietas y el cansancio, merecen la pena.
Después de que haya pasado el tiempo, me he dado cuenta de que en mi caso, para lograr una lactancia materna exclusiva, cumplir estas pautas fueron la clave del éxito.
  1. No tener estrés y estar lo más relajada posible en un entorno tranquilo, con intimidad. Especialmente tras el parto y durante el primer mes.
  2. Hacer muchas tomas y cortas. Tomas frecuentes y de poco tiempo (veinte minutos, media hora como mucho, los dos primeros meses. Después acabará comiendo en 5 minutos!).
  3. Dar el pecho a demanda. No hace falta recordar que no solo somos su alimento sino su consuelo, su cariño, lo que les calma. Os dejo un link donde muestra los beneficios más importantes: https://inatal.org/el-parto/lactancia/66-lactancia-materna-por-que/374-que-beneficios-le-aporta-al-bebe-la-lactancia-materna.html
  4. Usar el sacaleches tras cada toma para estimular la producción de leche (esto a algunas mamás no les sirve o no les gusta. En mi caso, creo que me ayudó bastante, especialmente a hacerlo una vez de madrugada cuando la prolactina es más alta).
  5. Las tomas nocturnas ayudan también a producir más por lo que he explicado en el punto anterior. Como Adri no duerme bien, dar el pecho cada hora, hora y media durante la noche me ayudó muchísimo y me sigue ayudando a producir más.
Después de tres meses muy duros, conseguí una lactancia materna exclusiva “ideal” a base de estas pautas principalmente. Tanto, que Adri no usa biberón ni chupete (que en algunos casos te desespera porque un chupete te facilita la vida!!!) ☺ Y como no, también ha sido gracias a todo el apoyo que he recibido de mi pareja, de mi familia y de una muy buena amiga que también me ha servido de profe ☺ Carol.
Finalmente, quiero añadir que sé que es injusto que hable del biberón de leche artificial como “veneno”, porque muchas mamás optan por la lactancia con leche artificial. Por eso quiero decir que esa era una percepción personal ya que yo tenía muy claro que quería dar el pecho a mi bebé pero cualquier opción es válida y nadie es mejor madre que otra por ello. Al final, son decisiones y circunstancias personales que nos empujan a actuar y que han de respetarse.


Helena Rodríguez



domingo, 12 de noviembre de 2017

Mamá vuelve al trabajo

Hoy es un día raro ... yo me siento rara, por mas que no lo piense o lo piense demasiado, según qué rato, me siento intranquila. Tengo un nudo en el estómago. Y ganas de llorar.

Mañana vuelvo al trabajo. Después de todos éstos meses con Unai, me voy a separar de el 8 horas.

Se lo he contado varias veces, muy bajito, que mamá vuelve a trabajar, que vamos a estar separados mucho rato por primera vez, que no va a poder tener su teta disponible.

Ay mi niño ... eres tan pequeño ...

Dar el pecho no es solo alimento. A éstas alturas de la historia ya deberíamos saberlo todas y todos. Pero todavia hay gente que te dice: ¡mujer no pasa nada, le va a ir bien!

Y y digo que sí, sí que pasa.

Pasa que mi hijo con 5 meses se tendrá que quedar durante muchas horas sin lo que ha tenido hasta ahora a su libre disposición.

Ya sea por sed, hambre, sueño, mimos, consuelo, contención, dolor ... mi pecho estaba para el, cuando quisiera, como quisiera, el tiempo que quisiera.

Ahora tendrá que volver a adaptarse a otros ritmos y a no tener lo que hasta ahora era su todo.

Unai no quiere chupete, no quiere tetina de biberón, no ha ido en carro.

Ahora no le queda otra que tomar mi leche en cuchara o biberón, según se apañe mejor con su padre éstos próximos días. Si necesita consuelo para calmar su reflejo de succión podrá empezar a jugar y moder el chupete o el mordedor de pez que tanto le gusta. Y si se quiere dormir ... ¡ay! Éste es el punto mas conflictivo ... se las tendrán que ingeniar como sea.

Lo pienso y se me pone un nudo en el pecho. Tengo miedo a que se coja un berrinche de los de horas que le deje KO a el y KO al padre.

Ánimo Delfín, eres un padrazo, pero te esperan momentos duros. Ahora viene lo difícil, os tendréis que crear vuestra rutina durante éstos días.

Cada día hay un montón de mamás y bebés que pasan por esto. La separación por la vuelta al trabajo. Horas en las que la mamá echa de menos a su bebé y el bebé a su mamá.



Tengo ganas de llorar, me siento un poco triste. Tengo dudas, estoy preocupada.

Me separo de lo mas preciado que tengo, de mi vida, de mi bebé que solo tiene 5 meses y medio.
Habrá a quién le pueda parecer exagerado. Habrá quién no lo entienda.

Esto solo lo entiende una madre. Solo una mamá comprende como me puedo sentir al separarme de mi bebé durante tantas horas.

16 semanas de maternidad mas lo que buenamente puedas juntar (si puedes) de vacaciones o lactancia es muy poco tiempo para separarse del bebé.

Esto tiene que cambiar, no puede ser que se recomiende lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses pero sólo 16 semanas de permiso. Algo no me cuadra. No nos dan facilidades, lo contrario, nos lo ponen muy difícil.

Unai está solo con pecho, y seguiremos así hasta que cumpla 6 meses o veamos signos de que ya está preparado para empezar con la alimentación complementaria.

Así que aquí estoy hoy, disfrutando de las últimas horas con mi peque antes de separarnos.

Preparando el sacaleches y el biberón que me llevaré al trabajo para extraerme la leche en mi descanso y guardarla para el día siguiente dársela a Unai.

Estoy preocupada también por ésta nueva etapa que empezamos en familia. No sé qué tal vamos a llevar las nuevas rutinas y horarios. Ahora la logística será otra.

Y no sé qué tal voy a llevar yo el tema del nuevo ritmo. Hasta ahora criar a los dos peques y demás cositas no me ha supuesto un cansancio mayor, la verdad es que ha sido lo contrario, me ha dado mas vitalidad. Pero mi trabajo a nivel físico me exige bastante y el llegar a casa y no parar con los peques, las noches y sus despertares varios, estudiar para la formación de asesora y los quehaceres diarios me preocupa que me lleve a estar al límite.

Sincermente, no se si estoy haciendo bien en volver al trabajo tan pronto. No me queda otra, pero siento que no debería volver, sin embargo estoy un poco obligada. 

Ay Unai ... si supieras lo que te toca estos días ... esa ignorancia de hoy serán lágrimas de los dos mañana.

Con Delfinete me tuve que reincorporar incluso antes al trabajo, le quedaban 4 días para cumplir los 4 meses. Y sin embargo, no recuerdo pasarlo excesivamente mal. Pero mi hermana nunca olvidará el primer día que se quedó con el y el largo rato que estuvo llorando. Supongo que Delfinete no tendrá ningún recuerdo a pesar de ser el que peor lo pasó.

Ojalá en éstos tres años de maternidad hubiese encontrado la manera de conciliar mi vida familiar y laboral.

Suelo ser bastante positiva y suelo quedarme con las cosas buenas. Sé que esto es temporal, que nos va a ir bien, que Unai lo pasará mal en momentos determinados, pero que se queda con la otra persona que mas le puede querer en el mundo.

Mañana empiezo a trabajar. Pero sigo formandome para poder hacer algo diferente. Tengo un sueño, una idea, quiero dedicar mi vida laboral a otras cosas. Y seguiré luchando por esa inquietud. Aunque ahora me toca volver a la realidad.


martes, 7 de noviembre de 2017

Lo que me compensa de la maternidad: lo bueno y lo malo

Esta semana he tenido el placer de hacer una colaboración con varias madres gracias a la invitación de Gema Cárcamo González, en su formato de podcasting "Hablando con Gema".

Os dejo el enlace para que podáis escucharlo .

Hemos hablado sobre la maternidad, sobre las luces y las sombras, lo bueno y lo malo.

Y una de las "preguntas estrella" ha sido responder qué es lo que nos ha traído de bueno la maternidad y qué nos ha traído de malo.

La verdad es que es una pregunta preciosa, fantástica para decir todo lo que te hace sentir y vivir la maternidad, daría para escribir un libro, creo yo.

En mi caso son varias cosas, muchas buenas y alguna mala, las que han traído mis dos maternidades a mi vida.

Hablamos mucho de la parte bonita de la maternidad, que es preciosa. Esta parte se conoce bastante: ver crecer a tus hij@s, disfrutar con y de ell@s, más felicidad, alegría, risas. Esta parte, como digo, se sabe, se conoce, no hay que "darle bombo" porque sabemos que "eso es la maternidad" en general.

Esta es la maternidad que vende, que ve la sociedad. La maternidad que las futuras madres y primerizas conocemos, y creemos que va a ser así.

No estamos mentalmente preparadas para tener bebés porque es verdad que no lo sabes hasta que no lo estás viviendo, como también es verdad que hay una información sesgada con respecto a lo idílico de ser mamá y papá.

Aunque creo que esto está cambiando. Cada vez somos mas las personas que nos lanzamos a hablar sin tapujos de lo que realmente es la maternidad, con su lado inmensamente bonito y su lado inmensamente duro.

Porque ... :

- ser madre y padre conlleva un sacrificio de horas de sueño, de descanso.

- dejas de hacer lo que te apetece en el momento que te apetece.

- tienes a uno o dos bebés que dependen de ti todo el rato, si, y su lugar favorito serán tus brazos.

- tu cuerpo cambia a nivel físico.

- hay un vaivén de hormonas exagerado.

- hay nivel mental muy exigente.

- la pareja puede verse afectada, ya no sois dos si no tres.

- el parto es un momentazo único, que duele mas o menos, es intenso y será una de las experiencias mas importantes de tu vida.

- y muchas cosas mas ...

Destacando las cosas difíciles que te trae la maternidad, yo me quedo con el tema del agotamiento físico y mental durante los primeros meses. Aunque creo que va por temporadas, habrá semanas en las que durmáis y descanséis mejor y otras en las que la falta de sueño y descanso pasa factura.

También me quedo con un momento complicado aunque pasajero, que es el periodo del postparto. Como hablábamos en la entrevista, además de revisiones físicas de rutina tanto para el bebé como la mamá después de dar a luz, debería de verse también como está la mami a nivel emocional. Este periodo trae muchos cambios hormonales y es una experiencia muy intensa, y en la mayoría de los casos no se presta atención o apoyo emocional y psicológico a las madres.

Y por qué no, también a los padres. Es un momento delicado, de adaptación para todos. Para la pareja también. Y a veces no es fácil abordar las diferencias y cambios que nos trae la maternidad y paternidad.

Y por último, algo a lo que me ha costado acostumbrarme y creo que lo he llevado peor con el segundo que con el primero ha sido no poder hacer lo que he querido en el momento en el que he querido. También lo digo en el audio, me explico: ya sea salir a tomar algo, retomar actividades físicas, estudiar ... o cosas básicas del día a día como darse una ducha, ir al baño, cortarte las uñas ... todas esas cosas las seguirás haciendo, por supuesto, pero no cuando a ti te apetezca ... 😂, las podrás hacer cuando tu peque esté adaptado a su nueva vida, a los nuevos ritmos, a este mundo lleno de ruidos y cosas que se mueven muy rápidas en relación a la sutileza y delicadeza de los primeros meses de vida de un bebé ... o cuando tengas un ratito de tranquilidad, que aprovecharás a hacer tantas cosas que no sabes ni por donde empezar ...

La crianza va por etapas, todas intensas y exigentes a mas o menos nivel. Ahora estoy descubriendo otro ciclo con Delfinete, que es intenso en otro sentido, mas mental que física. Porque ya podemos tener conversaciones, contarnos cosas, resolver conflictos, contestar mil preguntas en décimas de segundo ...

La etapa de bebé es muy intensa también, pero son momentos diferentes. Cada uno con sus cosas bonitas y sus cosas difíciles.

Peeeero luego hay una parte maravillosa, en general, las cosas bonitas de la maternidad.

Para mi, ser madre ha sido una revolución en toda regla, como ya sabéis. Desde mi persona hasta el mundo que me rodea.

Gracias a la maternidad mejoro cada día, mis hijos me enseñan algo todas las semanas. Estoy aprendiendo con ellos a mirar la vida y el mundo de una forma diferente. He vuelto a reconectar conmigo misma.

A vivir mas despacio, a disfrutar mas deprisa.
A sentir mas y hablar menos.
A observar con detalle, a no fijarme en lo material.

Yo con mis hijos soy mucho mas feliz que antes (que también lo era), me río mas, canto y bailo mas, abrazo y beso muchísimo mas, me divierto infinito, y en definitiva expreso y siento mil veces mas.

Volver a disfrutar como una niña, jugando en el suelo. Correr por la calle porque nos persiguen los monstruos. Coger y observar bichos. Esperar con ganas los viernes para cenar en el salón y ver una película juntos.

El mundo de los niños es maravilloso. Es un regreso al pasado, a tu niñez, a conectar con tu niña interior. Y ver la vida desde su perspectiva es algo precioso.

También me ha enseñado a valorar infinitamente mas a l@s niñ@s. A tenerles en cuenta, son personas con unas capacidades extraordinarias si les dejamos ser y sentir en su esencia. Si les damos voz, si hacemos que su opinión cuente, si les respetamos y les tratamos desde el cariño y el amor es fundamental para tener adult@s que consigan cambiar el mundo, felices, sanos, con iniciativa y justos.

A mi me compensará infinitamente mas el resto de mi vida todos estos buenos momentos que suceden con mis hijos en compensación a los malos. 💖

Y a vosotr@s, ¿qué os ha traído de bueno y de malo la maternidad y paternidad?.













viernes, 3 de noviembre de 2017

La información es poder

Si tienes conocid@s, familiares o amig@s que estén embarazad@s, que pronto vayan a dar a luz, si eres una mamá que estás dando el pecho, si tienes hij@s, si eres tú la que está embarazada ... en general, la información es fundamental, pero me parece absolutamente necesaria sobre todo en éstos casos. Puesto que en la mayoría de éstas situaciones nos vamos a encontrar con momentos en los que nos tenemos que poner en manos de profesionales que no siempre están actualizados, por desgracia. Pero si contamos con la información suficiente, podemos al menos, elegir lo que creemos que es mejor para nosotr@s y nuestra familia en ese momento.

Explico por qué os digo ésto.

A los diez días mas o menos de nacer Unai, tuve una mastítis. Lo reconocí en seguida por los síntomas. Empecé a notarme con malestar general, como cuando estás con gripe, me dolía el pecho izquierdo y lo tenía un poco rojo. Por la tarde los 39,5 º de temperatura me confirmaron que algo no iba bien. Así que bajé al centro de salud y allí en urgencias me atendieron.

Diagnóstico: mastítis clínica.

Tratamiento: antibiótico.

Hasta aquí todo bien.

Recomendaciones: que no me pusiera al niño en ese pecho y que me sacara la leche con el sacaleches.

😲 😲 😲 😲 😲 😲

¿¡Pero como!? No me quedé nada conforme con esa recomendación...en mi cabeza me sonaba haber leído en algún momento lo contrario, que para tratar una mastítis, lo mas necesario es vaciar lo mas posible el pecho y esto quién mejor lo hace es el bebé.

Me fui de urgencias con la duda, no me atreví a decirle nada a aquella joven doctora que tan amablemente me atendió y tan poco actualizada estaba en lactancia materna.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue consultar con una asesora de lactancia y contrastar la información.

Efectivamente, imprescindible que no dejara de ponerme al bebé al pecho y lo vaciara correctamente.

Con el antibiótico y la recomendación de poner mucho a Unai a mamar, a loa dos días estaba bien.

Ahora, unos meses mas tarde, con lo que estoy aprendiendo en la formación de asesora de lactancia y leyendo mucho, me alegro de haber seguido mi instinto y haber pedido una segunda opinión.

Por eso, siempre os digo que la información es poder.

Poder para elegir, para decidir.


Ésto me pasó con Unai, que es el segundo, después de dos años dando el pecho a Delfinete, después de leer todo lo que pasaba por mis manos sobre lactancia materna y teniendo ya algo de idea sobre éste tema pero, ¿que hubiera pasado si esto me hubiese pillado de primeriza? pues que probablemente por falta de información se hubiese acabado una lactancia.

Con el tema de la lactancia materna es muy común recibir información desfasada y sin base científica. Me lo puedo esperar de algunas personas puesto que en nuestra sociedad no tenemos instaurada una cultura del amamantamiento ni hemos visto a otras madres dar el pecho, muchas se creen que a partir de cierto tiempo la leche "se vuelve agua" o que a partir de los cuatro meses los bebés ya no necesitan tomar leche materna y hay que comenzar con las papillas ... pero esto no debería de pasar en profesionales de la salud.


Éstos deberían estar informados y actualizados en lactancia materna y si no, saber derivar a otros profesionales que si lo estén.

Conozco casos de enfermer@s que se saltan vacunas que tocan en la revisión de l@s bebés por equivocación, de revisiones de niñ@s poco acertadas casi sin interés, de recomendaciones de dejar la lactancia porque no hay antibióticos compatibles (esto es mentira, que quede claro) o de no saber qué es una asesora de lactancia ni un grupo de apoyo, como me dijo mi matrona ...

También me ha pasado al principio, con Delfinete, cuando me atendió una enfermera que me dijo que debía de quitarle la teta por la noche porque era mi culpa que no durmiera del tirón a los seis meses o con otra que me aconsejó que empezara a darle cereales sin gluten a los cuatro.

Aquí surgen dos problemas.

Uno es que confiada, con razón, en un profesional que, obviamente sabe mas que tu, que se supone que está actualizado en todos estos temas, te dejas aconsejar y haces caso a esas recomendaciones que nada tienen que ver con las que dicen la OMS o la AEPED.

Otro problema es que hay muchas familias que cuando les toca la visita al pediatra por la revisión mienten. Si si, como lo lees:

Tu bebé de seis meses, ¿cuantas horas duerme? Uy, toda la noche del tirón.

¿Le sigues dando teta? No, no, hace tiempo.

¿Sigues hoja de la incorporación de alimentos? Si, si, al dedillo.

¿El bebé duerme en su cuna, en su cama? Si, desde hace meses.

Y en realidad, es un bebé que se sigue despertando varias veces en la noche, que sigue tomando teta, que duerme en la cama de los padres y que toma la alimentación complementaria en trocitos.

Como tantos y tantos bebés...

Vale, esto es un poco exagerado 😂, pero es un tema que me remueve bastante.

En este punto también hay familias que no contentos con sus pediatras o enfermer@s, comienzan un periplo por diferentes centros de atención primaria en busca de otr@s profesionales que estén mas actualizd@s,sean mas flexibles y empáticos a la hora de atendernos.

Con esto no quiero levantar ampollas ni desprestigiar a ningún profesional de la salud, que quede claro. Solo quiero ponerlo en conocimiento y reivindicar que hay que estar actualizado y dar información veraz, más si estás trabajando con bebés y mamás, con familias que dependen de tu diagnóstico y consejo.

Actualmente hay muuuchos profesionales, cada vez mas, que se actualizan y que están en consonancia con las recomendaciones que hacen los organismos públicos, que conocen otras alternativas, que saben de la existencia de las asesoras de lactancia y de los grupos de apoyo.

Éste post lo escribo con experiencias propias, con conocimiento de experiencias de otras mamás que gracias a la tribu virtual, el apoyo y la información que nos pasamos unas a otras, vamos aprendiendo y "capeando" los problemas que nos van surgiendo.

Aprovecho para deciros que desde el Comité de Lactancia Materna del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles han puesto en marcha un canal de lactancia: os dejo aquí el enlace , con información sobre la lactancia.

Éstos son los pequeños grandes pasos que tenemos que ir dando.

Por eso, lo que siempre digo, por favor, informaros, leer, asistir a cursos y charlas. Cuestionaros todo y seguir vuestro instinto.

Feliz finde.
















lunes, 30 de octubre de 2017

Comunicación con niñ@s

¡Te vas a caer!, ¡no toques ahí!, ¿cuantas veces te lo tengo que repetir?, ¡Te estás portando mal!, ¡no hagas eso!, ¿por qué me vacilas?, ¡ deja de llorar como un pequeñajo!, ¡como te lo tenga que decir una vez mas te enteras...!, ¿eres tont@ o qué? ...

Os suena, ¿verdad?.

Quizá no todas, quizá cambiando las palabras, a veces en bajito y otras veces gritando, estoy segura que la mayoría de l@s que estamos leyendo ésto hemos dicho alguna vez éstas frases. Yo la primera.

Vuelve a leerlo,¿Se lo dirías a una persona adulta?. Ni de coña, ¿verdad?.

Desde hace un tiempo estoy intentando cambiar la forma en la que hablo a mis hijos. Sobre todo a Delfinete, claro, que es el que "me pone a prueba" mas veces. Lo pongo entre comillas porque en realidad no hace mas que comportarse como un niño de casi 3 años, que es lo que es. Con sus momentos de crisis, rabietas y desbordes emocionales.

Y la verdad es que se lo agradezco, porque, como digo siempre me hacen mejorar cada día, cambiar lo que no me gusta e intentar ser la mejor versión de mi misma.

Siempre me han chirriado las frases hirientes y despectivas tipo: ¡eres un llorón!, las que van con un mensaje machista: ¡deja de llorar como una niña!, las comparaciones odiosas de: ¡mira fulanito que bien se porta y tu que malo eres! o las que etiquetan: eres una egoísta por no compartir.

Tampoco creo que un/a niñ@ se porte mal para vacilarnos, manipularnos o conseguir lo que quiere mediante el chantaje. No me entra en la cabeza que un/a niñ@ tenga esas artimañas aprendidas, que vengan de serie con un archivo en su cabeza de "modos de joder a mamá y papá mediante pataletas y llantos". Es imposible. Los niñ@s de 1, 2 o 3 años no son capaces todavía de manipularnos emocionalmente. Cuando lloran y "montan el pollo", están expresando algo que le está pasando y no saben todavía decirlo con palabras.

Pero, ¿sabes qué? Que nosotros si somos capaces de manipularles mediante chantajes, amenazas, gritos y castigos. Si, si. Crudo pero cierto. Porque nosotros tenemos el poder, la autoridad.

Y ya lo de regañarles por llorar, hacerse pis encima, romper o tirar algo sin querer, perder algo ... lo odio.

¿Crees que no se sienten ya lo suficientemente mal ellos mismos por haberse mojado los pantalones, haber roto esa pelota nueva o haber perdido su tortuguita de juguete?

Ell@s ya lo saben, saben que no está bien, se sienten fatal, tristes, enfadados, no hace falta que vengamos nosotros con nuestra mirada ajena de adult@ y les digamos que eso que acaba de pasar está mal.


Por todo ésto, siempre intento entender qué es lo que les puede estar pasando por su cabecita y su corazoncito para que reaccionen de una determinada manera y comunicarme con ellos desde la tranquilidad y la empatía.


Para hablar con ell@s siempre intento ponerme a su altura, así consigo tener contacto visual y atraer su atención.

Por cierto, si pasáramos mas tiempo a su altura podríamos acercarnos un poquito a como ven ell@s el mundo, a comprender su perspectiva.

Procuro utilizar un tono de voz bajo, tranquilo, sin dar muchas órdenes (esto me trae de cabeza jeje), evitando el NO ofreciéndoles una alternativa y hablándoles de manera positiva.





Y ahora viene la parte guay, la parte de la realidad, la que estabais esperando: ¡no siempre lo consigo! 😂

A veces la que se desborda soy yo, y grito, digo una palabrota y me desespero. Pero intento que no me vean. Y a veces aprieto tanto la mandíbula que temo que un día me salte algún diente.

Cosas de la maternidad, que nos colmamos de paciencia infinita, la trabajamos día a día y la desarrollamos hasta límites insospechados. Pero somos humanas, y a veces, la cagamos. Quizá mas de lo que nos gustaría, pero es así.

Volviendo al tema, algo que me funciona mucho, sobre todo en momentos de llantos, crisis, enfados ... es ofrecerles mi regazo y darles un abrazo. En ese momento puede que lo necesitemos los dos, o solo yo ... jeje.

Nunca les niego el afecto. Me parece horrible esa frase (que la hemos oído mucho) : ¡pues ya no te quiero! diciéndosela a un niñ@.

Primero, les estamos mintiendo, no vamos a dejar de quererles, y segundo estamos utilizando el chantaje emocional.

Cuidado con esto, a veces abusamos de el.

Así que desde aquí propongo que revisemos la forma en que nos comunicamos con los peques y sobre todo, que les hablemos tal y como nos gustaría que nos hablaran a nosotr@s.

Siempre desde el cariño y el respeto.

(Aunque luego te des la vuelta y sueltes entre dientes un c###) 😂.

Ánimo con la semana de puente.









viernes, 27 de octubre de 2017

Bienvenidas Esperiencias: La consecuencia del amor, parte 2.

Recordando el post anterior escrito por Helena, hoy en Bienvenidas Experiencias nos cuenta la segunda parte de su historia siendo mamá. Yo estoy deseando que nos cuente como fue la lactancia y como se sintió, ¡me tiene en ascuas!
Qué identificada me siento con algunos párrafos.
Así que os dejo parte de su relato.
Como siempre, gracias Helena por aportar algo tan íntimo, seguro que a muchas mamás les ayuda. 
La consecuencia del amor: segunda parte. 
La semana pasada despedí la primera parte de este relato compartiendo con vosotros que Adri, al mes de nacer no había recuperado el peso de nacimiento. Tenía unas ganas tremendas de intimidad. La necesitaba. Sabía de muchas mujeres que no habían logrado hacerse con la lactancia y por ello mi obsesión las primeras 48 horas era “conectarnos” madre e hija perfectamente y disfrutar de nuestro flechazo. Las mamás sufrimos grandes cambios hormonales y si además añades ser primeriza, la sensibilidad es aún mayor.
Adriana nació a las nueve de la mañana pero no avisamos a la familia y mejores amigos hasta por la tarde. Como os habrá pasado a la mayoría de vosotras, la habitación del hospital comienza a llenarse poco a poco de abuelos, tíos, amigos, familiares, etc. Un momento llegué a contar 14 personas dentro de la habitación. En ese momento estás feliz de verles, feliz de compartir con ellos el momento más especial de tu vida pero yo me sentí observada y agobiada.
A Adriana aún no la habían bañado, algo que me pareció estupendo. Está demostrado que cuanto más se tarde en bañar al bebé después del parto, mejor se refuerza el vínculo entre su mamá y él, así como aumentar las probabilidades de amamantarle, entre otras razones , por lo que yo tampoco me duché. Quería que ambas sintiéramos nuestro sudor y olor natural durante al menos 24 horas.
Estaba muy, muy cansada después de 12 horas de parto sin haber dormido en toda la noche porque estuvo constantemente enganchada a mi pecho. Todo ello con las sensaciones nuevas de tu cuerpo y mente, las hormonas revolucionadas, tu tripa (ahora vacía) colgando, y tenías que hablar con todos, contarles la experiencia (tan reciente), la niña enganchada y tus primeras veces enseñado tus tetas así porque sí. A esto, añade escuchar las recomendaciones de tu madre, tu padre, la suegra, la cuñada, (ojo, bienvenidos sean pero en ese momento no quieres escuchar nada de eso) El agotamiento sólo me dejaba fuerza para querer estar sola con mi bebé y mi pareja, conociéndonos, sintiéndonos.
Naturalmente cada persona es un mundo, y habrá mujeres que les encanta recibir muchas visitas en el hospital pero yo me sentí así. Quizá por ser primeriza o por sentir de una manera más especial y sensible el hecho de ser madre. Pero creo que es respetable cualquiera de las actitudes.
A mí eso me fue afectando para mal. Los días venideros en casa se veían acompañados de visitas. No había un único día de intimidad para los tres, para la nueva familia que había creado. Se supone que con la familia más cercana tienes la confianza para decirles que no quieres visitas de momento, o al menos no todos los días. Pero no tuve valor. Porque ellos tienen derecho a ser también felices. Pero al final, tenía más confianza para pedir que no vinieran a mis amigos que a mis propios padres o familia política. Y el resultado es que sentía un estrés constante por tener todo el día a alguien pegado a mí en el sofá observando cómo le doy el pecho a mi bebé. Yo, con el pelo sucio de no haberme podido duchar, en pijama, bata, con ojeras, con la teta fuera todo el día, sintiendo el dolor producido por las grietas y teniendo que poner “buena cara”, contestar, ofrecer un café, etc. Y todo ello, sin dormir. Qué os voy a contar… ☺
Lo siento pero no volvería a repetir eso. A mí me afectó negativamente. Era mi intimidad, mi nueva vida, mi familia, quería tener mi periodo de adaptación, algo único y efímero. Algo que es entre ella y yo. Entre nosotras y papá.
A las dos semanas de haber nacido, fuimos a la correspondiente revisión con la enfermera. No había recuperado el peso de nacimiento, y nos dijo que “era normal”. La verdad es que nos sorprendió porque normalmente se tarda una semana, eso sabía por las decenas de webs, blogs y libros que leí durante mi embarazo. Pero pensé: “Bueno es una profesional, vamos a esperar unos días”. Además Adri mojaba pañales y hacía caquita todos los días con normalidad, ¡por lo que entendíamos que se alimentaba bien!

Lo que no sabíamos era que esa enfermera no era una enfermera de pediatría con experiencia. Era una enfermera a punto de jubilarse que la habían reubicado en ese puesto sin tener ni idea. La próxima revisión fue la del mes. Esta vez con su pediatra, a quien no tuvo ocasión de conocer hasta ese día porque estuvo de baja y no pusieron sustituto. Yo  estaba convencida de que había ganado peso porque seguía manchando pañales, 5 ó 6 al día o más, y caquita diaria. Pero no, para nuestra sorpresa no fue así por lo que nos mandó directamente y de urgencias al hospital. Es en ese momento cuando brotó mi primera lágrima porque pensé que no era capaz de alimentar a mi hija.

Continuará ... 💓


lunes, 23 de octubre de 2017

Mujeres, somos la leche

A esa madre que sube las escaleras hacia el cole con su hijo de 3 años y su bebé de apenas dos meses en brazos.

A la madre que hace malabares para atender a sus mellizos y su hijo mayor.

A esa mamá que con un bebé de mes y medio aún le quedan fuerzas para ponerse a estudiar una oposición.

A esa otra madre que siempre con prisas recoge a su pequeño de la guarde para que le de tiempo a llegar al colegio a por la mayor.

Y a aquella mujer que se lleva a sus hijas a trabajar, mochila de porteo a cuestas conciliando vida laboral y familiar.

A la señora que ha plantado cara a la vida después de quedarse sin trabajo reinventándose las veces que haga falta.

A la hermana que cree en un mundo mas justo formándose en igualdad de género.

A la mamá que hoy no tiene a su bebé consigo.

A la mami que ha tenido un parto difícil y sueña con el parto deseado.

A esa joven que ha decidido tirar hacia adelante con el embarazo.

A la chica que decide ser madre soltera.

A esa mujer que lucha contra un cáncer.

A aquella que ya no puede luchar y vive disfrutando del presente como si se tratara del último momento.

A esa madre primeriza cuyos comienzos con la lactancia fueron complicados y se empeñó en conseguirlo.

A la amiga embarazada que disfruta de sus ultimas semanas.

A las emprendedoras que montan su propio negocio.

A esa pedazo de profesional que tiene que pelearse por su puesto de trabajo en un sector principalmente masculino.

A la amiga que decide hacer terapia y mejorarse día tras día.

A la que hoy es abuela pero antes fue madre e hija.

A la abuela que ya no está.

A la mujer que quiere quedarse embarazada y a la que no puede.

Y por supuesto a esa mujer que ha decidido no tener hijos.

Todas podríamos sentirnos identificadas, todas somos mujeres reales.

A todas vosotras os digo que sois, somos, unas valientes, unas luchadoras.

Desde que empecé en esto de la maternidad he ido conociendo a muchas mujeres, mirándolas desde otro prisma, otra perspectiva.

Desde la admiración. Cada una con su motivo.

De todas he aprendido algo.

De las mas cercanas aprendo día a día, de mi madre, de mi hermana, de mi suegra, de mi amiga.

Muchas mujeres nuevas que van y vienen en mi vida, de grupos de apoyo, de aquí y de allí.

De otras aprendo a través de las redes sociales, aunque no os conozca en persona.

Todas sois bellas, por dentro y por fuera.

Somos fuerza, somos vida.

Cada vez mas nos apoyamos las unas a las otras, dejando atrás esa competitividad que nos han hecho creer que debía de existir entre las mujeres.

Nos revelamos contra un sistema mayoritariamente machista.

Salimos de esos cánones y roles ya estipulados.

Las mujeres estamos unidas por algo invisible, una camaradería que debería de existir en todas nosotras, aunque desgraciadamente a veces no es así.

Nuestros hijos son nuestro legado. Hablémosles de la vida, de lo bueno y de lo malo.

Nosotras que somos capaces de alimentar a un@ o vari@s hij@s, nuestro cuerpo está creado para albergar vida y dar vida.

Nosotras que movemos el mundo, que damos vida al mundo y que deberíamos de dirigir el mundo.

Nuestros pies dan los pasos para comenzar el camino del cambio, nuestras manos las herramientas para llevarlo a cabo, en nuestra mente la sabiduría, en nuestros corazones el amor y la fuerza para conseguirlo.

Querámonos, luchemos juntas.

Andemos de la mano este camino hacia el cambio.

Porque si, como dice Alba Padró, ¡somos la leche!

A todas vosotras gracias.







viernes, 20 de octubre de 2017

Bienvenidas Experiencias: La consecuencia del amor

Hoy en Bienvenidas Experiencias nos cuenta una pequeña parte de su historia Helena, a la que conocía de vista desde hace años y que, casualidades de la vida, nos hemos encontrado en un grupo de apoyo a la lactancia.

Valiente por contarnos su experiencia, os dejo la primera parte. Como es un relato largo, lleno de amor y de una experiencia con la LM muy interesante a la vez que dura, hemos preferido hacerlo en varias partes.

Mil gracias Helena por compartir vuestra historia:

La consecuencia del amor.

Hace 8 meses nació. 19 de febrero. Uno de esos típicos días soleados del invierno en Madrid. Con el aire limpio y el cielo despejado. Yo había ingresado la noche anterior tras romper aguas en unos peculiares baños de Gongs…

El parto fue duro y aunque tardé en dilatar los dos primeros centímetros, los siguientes seis pasaron “volando”. Aguanté hasta el octavo centímetro sin epidural, el agotamiento y las ganas de dejar de sufrir me hicieron ansiarla como jamás lo hubiera imaginado. La matrona intentó convencerme de que ya había pasado lo más duro, pero algo dentro de mí me decía que aún quedaba mucho. Y menos mal que me la puse porque quedaban cuatro horas empujando. 

Jamás lo olvidaré. 

Consciente prácticamente al 100% e íntimo; estábamos solos mi pareja y yo en la sala y de vez en cuando entraba la matrona, Rocío, una chica tan encantadora como diligente. Su respeto, cariño y profesionalidad hicieron que esas horas fueran mucho más fáciles e incluso más dulces.  Ni quirófanos, ni bata, ni gorro para mi chico, ni mil aparatos alrededor. Casi te olvidabas de estar en el hospital.

Gracias a que mi pareja pudo estar todo el tiempo a mi lado, apoyándome con palabras y caricias, ánimos y mucho amor, todo fue más llevadero. Esas horas interminables dilatando, desnuda bajo la ducha de la habitación, para calmar el ímpetu de Adriana por conocernos, por conocer el mundo.



Y al final, tras doce horas, llegó ella, el ser más perfecto, frágil y hermoso que había visto jamás. Ni en sueños imaginé que iba a ser tan preciosa, mi hija, nuestra hija. La consecuencia de un encontronazo de la casualidad o el destino pero al fin y al cabo, la consecuencia del amor.

Sí, sentí el enamoramiento nada más ver cómo salía de dentro de mí, nada más cogerla con mis manos y ponérmela en mi pecho, ella sola se enganchó chuperreteando y tras un momento se quedó dormidita encima de mí. Así estuvimos dos horas, y papá a nuestro lado. Los tres juntos, sintiendo el latido de una nueva vida y sintiendo el calor del roce de nuestra piel.

Así, sin más, ella se enganchó y no hubo problema. Tras ese par de horas se acercó una enfermera y me hizo ver cómo salía el calostro para que fuera consciente de que de ahí ya salía algo. Yo estaba alucinada de lo perfecta y bonita que es la naturaleza. Estaba feliz, siempre tuve claro que quería ser mamá, y dar el pecho a mi hija. A mí me lo dieron y yo quería entregar ese regalo que mi madre decía ser “la unión más maravillosa”. Yo quería sentirlo y durante mi embarazo lo visualicé tantas veces que quería que fuera tal y como lo imaginé: Perfecto.

Como os comentaba el inicio fue lo esperado. El enganche sin problema, natural, la succión buena, con fuerza, etc. Naturalmente me salieron grietas que duraron aproximadamente un par de semanas. Más en el pecho izquierdo que en el derecho puesto que normalmente es el pecho que más les gusta por la posición que adoptan y al estar en contacto con tu corazón el latido les relaja.

Desde el minuto uno sentí que era algo nerviosa y muy activa y que le costaba dormir mucho.  Era muy despierta y atenta para ser un recién nacido, siempre con los ojos abiertos, esos ojazos oscuros y enormes, como su papá.

Adriana y yo hicimos colecho desde la primera noche en el hospital. Era imposible ponerla en la cuna, sólo se dormía en mi pecho y a día de hoy lo sigue haciendo.

Pero como no hay nada perfecto en este mundo no tardaron en llegar las complicaciones. En su primer cumplemes no había recuperado el peso con el que nació…

Continuará ...


lunes, 16 de octubre de 2017

Control de esfínteres: nuestra experiencia

Pues desde hace unas semanas parece que ya está totalmente superado el tema del control de esfínteres. 🙌

En este post os cuento lo que me ha enseñado Delfinete en su proceso de dejar el pañal, porque si, ha sido el quién ha decidido el momento de dejarlo. No nosotros, ni la guarde, ni el cole.

No hemos seguido ningún método ni ninguna filosofía pero siempre hemos pensado que cuanto mas activo e involucrado esté el niño en todo lo que a el le concierne será mejor.

Ha sido un proceso largo desde que empezó a mostrar interés hasta que lo ha dejado totalmente, pero muy respetuoso y muy consciente.

Con esto quiero decir que si seguimos el ritmo del niñ@ nos será mucho mas fácil que estar intentándolo varias veces sin estar preparado, con retrocesos, con agobios ... Son ell@s l@s que nos va a indicar cuando. Solo hay que estar al loro de las señales y respetar su ritmo.

Tampoco significa que halla sido fácil, ni de color de rosa, pero a toro pasado me alegra de haberlo vivido así y al menos ya estamos preparados para saber llevarlo con el pequeño.

Cada niñ@ es diferente, por lo que cada un@ llevará un ritmo distinto.

Os lo cuento.

Voy a empezar contando que desde que Delfinete empezó a sostenerse sin ayuda (al rededor del año) le cambiaba el pañal de pie. Para mí era mucho mas fácil cambiarle así que tumbado. Aunque hubiese 💩, con un poco de maña y rapidez sus cambios de pañal eran así. Fue cuestión de comodidad para mí y de hacerle partícipe a el.

Mas tarde leí los beneficios de cambiar el pañal de pie en la web de Marta http://www.pequefelicidad.com/ y me alegré de haber seguido mi intuición.

Desde ese momento Delfinete empezó a mostrar interés por el contenido del pañal (nos pedía verlo), entraba y salía del baño cada vez que nosotros lo utilizábamos, señalaba la taza ... Así nos pasamos un año entero hasta que cumplió los dos en octubre.

A principios de este año, sobre el mes de febrero, compramos un orinal, normalito, sin parafernalias. Con la idea de que se fuera familiarizando con el y que cuando estuviera listo lo empezara a utilizar.

Había veces que decía caca o pis e íbamos corriendo al orinal aunque ya se lo había hecho. Pero ya nos dimos cuenta de que empezaba a relacionar el orinal con las ganas de hacerlo. Otras veces si que llegábamos a tiempo y lo hacía.

Tengo que decir que según las recomendaciones de "quitar el pañal" que suelen decir, no cumplimos ni una, empezando porque según esos consejos no era el momento adecuado pues nos habíamos ido a vivir a casa de mis suegros temporalmente, mudanza, obra, ya estaba embarazada de Unai, pleno proceso de destete ... por eso digo que el momento de dejar el pañal lo deciden l@s peques, no nosotros ni las circunstancias. Si Delfinete se hubiese guiado por esas "recomendaciones" habríamos tardado bastante mas ...

Un mes mas tarde mas o menos el niño se despertó con el pañal seco de toda la noche. Me hizo mucha ilusión y me impresionó bastante, lo hablé con el mientras se lo quitaba y nos preparamos para ir a la guarde. Esto pasó un par de noches mas de manera esporádica.

Esto iba en marcha, despacito, a su ritmo por lo que dejamos pasar el tiempo.

Fue su profe de la guarde la que nos avisó de que allí pedía pis, caca e incluso se levantaba de la siesta con el pañal seco, sin embargo, en casa no lo pedía y se enfadaba cuando queríamos cambiarle, algo que no había pasado nunca.

A partir de aquí vino un tiempo un poco extraño y complicado. En la guardería todo marchaba bien pero al llegar a casa no quería ni orinal, ni baño, ni cambiarse, era una lucha cuando queríamos quitarle el pañal sucio.

Hablamos mucho con el sobre el tema del pañal, le preguntábamos si quería ponérselo o no y hubo días que no quiso ir a la guarde con el ... pero con nosotros, seguía haciéndoselo encima. Ahí descubrimos que ya era consciente de cuando tenía ganas de hacer pis o caca e incluso de aguantar las ganas hasta llegar al baño.

Dejamos pasar unas semanas mas y a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa, al ver que ya controlaba las ganas e incluso iba el solito al baño, la profe nos dijo que debíamos de aprovechar el momento.


Así que empezamos a llevarle a la guarde sin el pañal, el tan contento. Pero luego era llegar a casa, y al momento, hacérselo encima.

Yo tengo una teoría con respecto a esta parte del proceso, y creo que en clase se motivó e imitó a sus compañeros que ya no llevaban pañal a ir al baño, se sentía autónomo y "mayor", sin embargo en casa, no quería "hacerse mayor".

Así estuvimos un tiempo hasta que poco a poco los escapes de pises y cacas se fueron reduciendo, hasta que estuvo mas o menos controlado. Por la noche si seguía llevando pañal porque la mayoría de los días se levantaba mojado.

Peeeeeero nació Unai en mayo y hubo un retroceso. Esto era algo normal, con lo que ya contábamos. Y vuelta a hacerse pis encima. Lo llevamos lo mejor que pudimos todos entre puerperio, bebé recién nacido, niño de dos años y medio ... jejeje.

Y entre unas cosas y otras una noche en junio, se nos olvidó ponerle el pañal. Se levantó seco. Y a partir de ahí, a dormir con calzoncillos. Y seco todas las noches hasta que .... ¡ha empezado el cole! Y vuelta a hacerse pis por las noche. Algo que es totalmente normal y que también sabíamos que podía suceder.

Pero parece que ya hemos vuelto a la normalidad y hemos superado este proceso.

Durante el camino nos hemos apoyado en libros sobre dejar el pañal y cacas. Y obre todo, de mucha comprensión y paciencia.

Este proceso me ha enseñado a que es el niño quién decide cuando está listo para dejar de llevar pañal, es cuestión de madurez, y cada un@ lleva su ritmo.

Por supuesto, es cuestión de tiempo. Ha sido largo y en alguna ocasión duro, pero al final tod@s l@s niñ@s dejan el pañal. (Niñ@s san@s, sin alguna enfermedad que realmente lo impida).

Y por último, confiar en vuestr@ hij@.

¡Así que mucho ánimo a l@s que estéis pasando por ello y paciencia!






miércoles, 11 de octubre de 2017

Bienvenidas Experiencias: Mi Indio Mapache

Me encanta que las redes sociales me brinden la posibilidad de conocer "virtualmente" a otras mamis y compartir vivencias.

Hoy en Bienvenidas Experiencias nos cuenta su aventura durante el parto Verónica, autora de la web Mi Indio Mapache, os invito a que visitéis su página y conozcáis su contenido.

Os dejo el enlace para que leáis su historia: https://www.miindiomapache.com/2017/01/09/una-cabezita-redonda/

Gracias Verónica por abrirme la puerta de tu web y compartir tu experiencia. 😉

¡¡Feliz puente!!


lunes, 9 de octubre de 2017

El porteo

La semana pasada se celebró la Semana Internacional de la Crianza en Brazos que coincide con la Semana de la Lactancia Materna en España. Y es que brazos y lactancia, suele ir muy ligado. Y porteo y teta también.

Así que hoy os voy a hablar del porteo, de como lo conocimos y de como sobre todo con Unai, me está facilitando mucho la vida.

No recuerdo exactamente como descubrí el porteo pero supongo que sería como todo: buscando información.

Imagino que en algún momento vi una imagen de una mamá llevando a su bebé encima, envuelto en un trapo y me dije: ¡yo quiero ir así!.

Lo que si que recuerdo es que gracias a la tienda de Oh!La Luna y gracias al canal de Youtube De Monitos y Risas de Elena López, supe qué era portear, pero lo mas importante: supe qué es portear bien.

Los beneficios del porteo son varios:

- favorece el vinculo, aporta al bebé seguridad al estar pegadito a mamá.

- la comodidad de llevarle encima teniendo las manos libres, te da mucho juego.

- al tenerle cerquita vemos antes los signos de hambre.

- puedes darle el pecho llevándole encima (esto no es tan fácil pero una vez que le pillas el truco, lo mejor de lo mejor) por lo que favorece la LM.

- nos ayuda en momentos de cólicos y reflujo.

- contribuye a su desarrollo psicomotor y mejora el equilibrio.

- y algo que me ha parecido muy importante, el contacto con el cuerpo de bebe, favorece la secreción de las hormonas prolactina, favoreciendo la lactancia, y de la oxitocina, la hormona del amor, por lo que previene de la depresión postparto.

Como ves, son muchos los beneficios del porteo y seguro que me dejo alguno.

El porteo ergonómico es la única manera de llevar a los bebés respetando su postura fisionómica y la del porteador.

Hay unos básicos de porteo que tod@s debemos de saber cuando empezamos a portear:

- por supuesto, elegir un portabebés ergonómico, sin un buen portabebés no pueden darse las condiciones óptimas para portear.

- la espalda del bebé tiene que estar en forma de "C"

- las rodillas mas arriba que el culete, formando una "M"

- nunca poner al bebé de cara al exterior, siempre mirando hacia la persona que lo lleva, manteniendo la postura de ranita.

- tiene que estar a la altura del beso, sin darle con la barbilla pero que llegues a darle un beso si te inclinas.

* Aclaro que las mochilas que no cumplen con estas características no son ergonómicas, se denominan "colgonas", y se reconocen fácilmente porque permiten la posición de cara al exterior (normalmente en la caja aparece esa imagen), porque el peso del bebé recae en sus genitales, no en la zona del periné, lo que se consigue basculando su pelvis y no te permite este tipo de mochilas llevando a l@s peques con la espalda recta y las piernas colgando.

Además son muy rígidas, con hierros y correas, lo se por experiencia porque nos regalaron una y fue imposible hacernos a ella.










Lo que yo mas aconsejo, antes de empezar a portear es: pide una cita con una asesora de porteo.

¿Por qué? Porque están formadas para ello. Pueden ayudarte a elegir portabebés según tus gustos y necesidades, porque son las mejores personas que pueden explicarte como colocar al bebé, la postura correcta para los dos y las que te pueden enseñar a manejarte con el que hallas elegido.

Yo no lo hice con Delfinete, me compré un MeiTai súper bonito y me las empecé a apañar en casa, y así me pasó, que aunque me enseñaron como ponérmelo, no me vi confiada para usarlo hasta pasados unos meses largos y no le portee todo lo que me hubiera gustado.

Con Unai tenía claro que desde el principio quería llevarle encima, tenía una espinita clavada con Delfinete.

Así que me compré una bandolera a los quince días de nacer y desde entonces se ha convertido en nuestro mejor aliado.

Practiqué mucho en casa, primero con una muñeca y después con Unai. Me vi un millón de veces vídeos y tutoriales, pero lo mejor que hice fue concertar una cita con una asesora de porteo; en una hora, ya tenía la confianza suficiente para manejarme bien con la bandolera.

Me ha facilitado mucho la vida, hoy mismo me he ido al mercadillo y al supermercado, he tardado una hora mas o menos y Unai en la bandolera ha ido tan a gustito, dejándome las manos libres para llevar el carro de la compra, sin quejarse, viéndolo todo hasta que se ha quedado dormido.

También lo utilizo para dormirle los días que está con cólicos, parece que se tranquiliza antes.

Y por supuesto para ir con los dos por la calle, al parque, de paseo, de comida familiar o para escribir, como ahora ...

A veces, Delfinete me pide que le suba y le meta en la bandolera. Lo bueno de este portabebés es que sirve desde recién nacido hasta por ejemplo, los 3 años que va a cumplir el mayor, ¡claro está para un ratito corto, que el tío ya pesa!.

Unai pasa del carrito, desde el principio. No recuerdo un día en el que haya estado tranquilo en el carro sin quejarse. Pero si creo que una vez se empiece a sentar y le cambiemos a la silla, podrá aguantar mas tiempo, no es lo mismo ir tumbado en el capazo que ir sentado viéndolo todo.

Cada vez está mas extendido el uso de los portabebés, aunque sigo viendo familias que llevan a sus peques en mochilas no ergonómicas. Siempre me planteo si debo decirles algo, pero nunca me atrevo.

Por eso hoy hago este post, para contribuir a la difusión del buen porteo.

Lo dicho, que los beneficios de portear son muchos, que facilitan bastante la vida, que es un buen regalo para un@s futur@s pa/madres y que si ya tienes uno pero no te apañas, no lo dejes olvidado y contacta con una asesora de porteo.

¡Buena semana!




viernes, 6 de octubre de 2017

Para futuras mamás y papás

Hoy quiero compartir como han sido los tres/cuatro primeros meses con un recién nacido, con mi hijo Unai, ya que mas o menos la mayoría de las mamas pasamos por lo mismo y la mayoría de los bebés se comportan igual durante esos primeros meses.

Lo hago de cara a las futuras familias primerizas y a aquellas que estén pasando por ello. Parece que si sabes que alguien está igual que tu ¡te quitas un peso de encima!😄

Lo quiero hacer también antes de olvidarlo, antes de que pase este tiempo, antes de que quede en el recuerdo.

No sé si porque con Delfinete el postparto fue un poco difícil y porque es tan intenso ese periodo que los días pasan volando, tengo un vago recuerdo de esos primeros meses con el en casa.

Al nacer Unai me dije que esta vez iba a ser completamente diferente, sin agobios, sin tristezas y como ya me lo sabía, iba a estar "chupao".

JAJA que ilusa, Unai me ha enseñado que la experiencia es un grado si, pero que cada bebé es único y que tienes que hacer un gran trabajo para establecer vínculo y conoceros bien.

Con Unai he tenido mas complicaciones en los primeros meses que con Delfinete.

Mientras que al mayor no tuve que llevarle al médico hasta el año por una otitis con Unai estaba a los cinco días porque se le había caído el cordón umbilical sin haberse cerrado el agujero. A los veinte días por unos mocos tremendos que le impedían tomar bien el pecho. Al mes porque seguía sin tener el ombligo cerrado.Quince días mas tarde porque regurgitaba mucho, vamos que devolvía bastante y le notaba muy incómodo. En la revisión de los dos meses me mandaron un colirio para los ojitos llenos de legañas que no se iban ni con suero ni con nada. Quedada con mi prima fisio para que me ayudara con el tema de los cólicos. Visita a otra pediatra para pedir una segunda opinión para valorar las regurgitaciones. Cita con una matrona actualizada en lactancia materna para que revisara el agarre del bebé porque yo no lo veía bien del todo. Y ahora estamos otra vez con mocos.

Ya he comentado alguna vez que a pesar de tener experiencia en dar el pecho con Delfinete dos años, he tenido complicaciones con Unai, mastitis, dificultad de agarre, exceso de producción ... y también se que sin esa experiencia previa y todo lo aprendido hasta ahora sobre lactancia materna probablemente ya habría desistido con Unai y hubiéramos fracasado en nuestra lactancia.

¿Más fácil con el segundo eh? jaja

Pues nada, deciros que todo esto en un recién nacido es normal.

El tema de los cólicos es algo difícil de gestionar. Sobre todo porque el rato ese que el peque no deja de llorar y nosotros ya no sabemos qué hacer es horrible. Verle sufrir tanto y retorcerse porque tiene un pedete, un eructo o una gran cagada que le provoca un dolor terrible a nosotros nos inquieta mucho.

Delfinete no tuvo episodios de cólicos recurrentes, si tuvo alguno esporádico que lo resolvíamos bastante bien con una duchita de agua calentita y un poco de teta.

Al final todo pasa porque maduren el aparato digestivo, mientras, si podemos aliviarlos con masajitos, pues mejor. Yo no soy partidaria de tratamientos homeopáticos, infusiones o medicamentos sin antes valorar otras opciones, pero reconozco que aquí cada un@ y cada médico es un mundo.

Con el mayor todo lo resolvía con el pecho pero con el pequeño no ha sido así. Hemos tenido que sacar toda nuestra inventiva para crear las condiciones mas adecuadas y que el peque estuviera a gusto porque ... si, reconozco que Unai es un poco especial.

Unai no duerme boca arriba como te recomiendan actualmente todos los pediatras. No. Unai duerme boca abajo porque así lo ha querido. Después de probar mil y una maneras de colocarle con almohadas, cojines, de lado, del otro lado yno durar mas de diez minutos seguidos probamos a ponerle boca abajo. Tres horas seguidas. Y así desde el mes y medio.

Aquí algun@ se echará las manos a la cabeza y dirá: si te recomiendan ponerle boca arriba para que no se ahogue si vomita, que si el síndrome de muerte súbita, que si no ladea la cabeza y se va a asfixiar ...

¿Vosotr@s sabéis las dos semana que pasamos en casa con un bebé super irascible por no dormir mas de diez minutos durante el día, estando mas que irritable y la idea de ser una mala madre por ponerle a dormir bocabajo con un miedo y culpa horrible?.

Qué dos semanas de desesperación porque Unai era un bebé que no dejó de llorar y gritar hasta que descubrimos que la postura que el prefería para dormir, para estar relajado y poder descansar era bocabajo, con su cuerpo en contacto con la cama que olía a mamá.

Además, Unai me ha recordado que el lugar donde mas a gusto está es con mamá y que el capazo del carro no es para el. Que la bandolera se ha convertido en su lugar favorito. Y que las noches del primer y segundo mes las tenía que pasar tumbado en mi pecho.

Siempre digo que los primeros quince o veinte días de vida de Unai, estaba sumido en un letargo tramposo. Tod@s decíamos qué bebé tan tranquilo, que poco se queja, qué bueno es.

¡¡ Una 💩!! En cuanto despertó, no veas como reivindicaba, lloraba y se quejaba,(como debe ser hijo, no seas conformista)😂

Parece que ahora que ya ha cumplido los 4 meses está mas tranquilo. Parece que ya se está adaptando al mundo exterior poco a poco. Parece que ya llora menos.

Como siempre digo, es cuestión de tiempo. Nacemos muy inmaduros y pasamos un periodo de exogestación lleno de cambios, nuevas sensaciones y evoluciones.

Y nosotr@s como padres primerizos, o ya veis que no, que con el segundo también hay muchas dudas, nos podemos agobiar, sentir mal, culpables, llorar y reír a partes iguales ...

Después de la parrafada, os dejo una lista de cositas que son normales en los primeros meses de nuestra recién estrenada maternidad y paternidad:(teniendo en cuenta que cada bebé/familia es un mundo diferente):

- los bebés lloran, algunos mas,otros menos pero todos lloran y en un momento determinado parece que el nuestro llora mas que cualquiera. Tenemos que tener en cuenta que es su manera de comunicarse y de decirnos que hay algo con lo que no está conforme.

- los bebés maman mucho. Mucho, mucho, mucho. Es normal que quieran estar pegaditos a la teta constantemente sobretodo los primeros días. Si el bebé coge peso y en las revisiones todo está bien, no os preocupéis por tener un bebé que pide teta cada hora.

- pocos, muy pocos bebés duermen del tirón siendo tan pequeños. Es normal que tu bebé se despierte cada poco. Que nadie trate de convencerte de lo contrario. Suerte las familias que les sale un bebé dormilón, os envidio.

- los cólicos son normales, los llantos a ultima hora de la tarde, también. Intentad resolverlo de la mejor manera que podáis y creáis. Cuidado, digo que son normales hasta cierto punto, si creéis que debéis acudir al medico, no dudéis.

- que tu bebé prefiera estar tooodooo el santo día en brazos y llore cada vez que le dejas en la cunita o carro y calle cuando lo coges, normalísimo. No hagas caso del recurrente: se va a acostumbrar a los brazos.

- A las mamis: es normal y sano que durante los días siguientes al parto lloréis, os sintáis mal, no estéis todo lo contentas o felices que se supone "se debe", estáis un poco conmocionadas, volváis a llorar, no os sintáis a gusto con vosotras mismas, tengáis miedos y dudas. Estáis agotadas, cansadas, doloridas y lloréis de nuevo. Todo esto es normal. También es normal y sano estar felices, contentas, alegres y llenas de vitalidad. Los cambios hormonales que suceden en nuestro cuerpo nos dejan un montón de emociones que todas a la vez son difíciles de gestionar. El parto nos puede dejar tocadas emocionalmente.

Ánimo, todo pasa, todo llega. Disfrutar al máximo de esos primeros meses que pronto se van. Delegar, pedir ayuda y hablar mucho de lo que os pasa por la cabeza. Apoyaos en la pareja, la familia.

Y os recomiendo sinceramente que acudáis a un grupo de apoyo a la lactancia materna o a un grupo de crianza, aunque no des el pecho, hay un montón de mamis que están pasando por tu misma situación y van a comprenderte sin juzgarte.

Paciencia, mucha información antes y después del embarazo y parto, oídos sordos a comentarios que no aportan nada y críticas des-constructivas. Mas paciencia y comprensión con ese bebé que acaba de nacer y que solo quiere estar pegadito a ti. Y paciencia y comprensión con la nueva mujer en que te estás convirtiendo.

Y las parejas/papis recientes lo mismo, mucha paciencia, mucha comprensión y ayudar en todo lo que necesite la mamá. Apoyarla. Sois un pilar fundamental en el bienestar de la familia.

Confiar en vuestro instinto, nadie lo va a hacer mejor que vosotr@s.