lunes, 20 de noviembre de 2017

Bienvenidas Experiencias: La consecuencia del amor, tercer parte.

¡Por fin! Después del parón puedo decir que tengo un momento para escribir otra entrada. Pero el mérito no va a ser mío, volvemos con la sección de Bienvenidas Experiencias, Helena nos cuenta la tercera parte de su experiencia con la maternidad y la lactancia de su pequeña.

La consecuencia del amor, es una bonita historia en la que además de los cambios que se producen durante la maternidad, esta familia se encuentra con una dificultad con la lactancia que a pesar de ser bastante común no siempre se resuelve como es debido.

Gracias al esfuerzo de la mamá, del apoyo de profesionales informados y del apoyo del papá se ha salvado una lactancia.

Aquí os dejo el enlace de la segunda parte y de la primera.

Helena, mil gracias de corazón por hacernos llegar ésta experiencia.

La consecuencia del amor, tercer parte.

Llegamos bastante nerviosos al hospital. Especialmente yo. Iván me daba ánimos porque sabía que no era nada grave. Nada que con un biberón no se solucionara. Y él tenía razón, pero yo me sentía fatal conmigo misma, por no haberme dado cuenta de que no eran cólicos, por haber ido tres veces a un fisio de bebés para nada y porque lo único que le pasaba a mi bebé es que lloraba de hambre. Así es, creí que iba a ser una de tantas madres que piensan que no tienen leche, que al tener un pecho pequeño no van a tener mucha cantidad, etc.
Así que finalmente, Adri tomó su primer biberón con ayuda de la pediatra del hospital. La pauta fue darle uno después de cada toma y que según fuera recuperando el peso, solamente habría que darle uno por la noche. Adri fue engordando poco a poco y ya sólo le daba el de antes de dormir. Aun así, había días que ella lloraba mucho y con el miedo de que quedara con hambre, yo le daba un biberón. Recuerdo que cada vez que me ponía a prepararlo, lo miraba como si fuera veneno…
Así pasaron un par de semanas y me acordé de un pediatra que me recomendó mi amiga Carol. Un neonatólogo, ya jubilado que pasa consulta desinteresadamente para ayudar y apoyar a papás, especialmente con la lactancia materna. Así que pedí cita y allí me presenté. Lo primero que hizo fue pedirme que le diera el pecho a Adriana. Hasta ese momento ningún profesional en mi centro de salud me pidió que lo hiciera, por lo que nadie ni supo ni quiso entender cuál era el problema de que Adriana no cogiera peso. El agarre era perfecto y no había ningún problema de pezón invertido, labio leporino, etc. pero lo que sí identificó observando y haciendo muchas preguntas sobre mi día a día y mis hábitos en las tomas, es que se quedaba dormida. ¡Por fin alguien que me aconsejaba!
Me tiraba una hora dándole el pecho por lo que si comía cada hora y media, o dos horas aproximadamente eso me dejaba una hora de sosiego. Y eso como mucho, ya que la pobre al tener apetito constantemente me reclamaba todo el tiempo. Yo la ponía al pecho y al poco de empezar a comer “Por lo visto” se quedaba dormida. Yo no sabía identificarlo, veía que movía la mandíbula pero no sabía que en algún momento dejaba de comer y solo chupaba como si de un chupete se tratara, así que él me ayudó a identificarlo y sobre todo, centrarme en hacer muchas tomas frecuentes y cortas. Así empecé a reconducir poco a poco la lactancia. Íbamos a ver a Luís todas las semanas y él iba revisando la toma, preguntándonos mucho y controlando el estado físico de “Pinchito”. Así mismo, él me hizo ver que la leche de fórmula no era mi enemigo, sino mi aliado temporal y que muchos de esos bibes eran psicológicos. Los necesitaba para creer que ella iba a estar mejor, que iba a descansar más, etc. Pero poco a poco fui cogiendo seguridad en mi misma, yo estaba más animada, más tranquila, más ubicada en mi nueva vida, me creí y me sentí buena madre y todo ello hizo que no fuera necesitando bibes y Adri fuera cogiendo peso con normalidad.
A día de hoy es una bebé de casi 9 meses que pesa ocho kilos y medio y sobre todo, que solo llora por sueño, caca o por alguna rabieta.
En un futuro, me gustaría contaros también la experiencia que estoy teniendo con el sueño. Adri no sabe dormir más de una hora y media o dos horas seguidas. Como mucho tres horas de manera ocasional. Y más frecuentes son los despertares cada media hora, cuarenta minutos, etc. Debido a esto, yo también dudaba en ese periodo de lactancia mixta. Siempre pensaba que era hambre, y no siempre lo era. Era sueño, como le pasa ahora, que llora hasta que explota como si no hubiera mañana, porque no sabe quedarse dormidita sola y necesita su tetita, mi piel, mi calor, mi contacto, a mamá. Muchos consejos sobre este tema no podré dar, ya que por desgracia, después de haber probado todo, no he encontrado una solución. Solamente queda esperar, con paciencia y ofreciéndola todo el amor del mundo, a que aprenda a dormir. Aun así, seguro que más de una mamá le vendrá genial para sentirse comprendida y ver que su bebé no es el único al que le tienen que poner la campana extractora de la cocina, dormirle en el carrito en casa porque la cuna de la alergia o que le pasean a las 3 de la mañana en coche para que se quede dormido…
Espero que mi experiencia pueda ayudar a otras mamis a luchar por dar el mejor alimento que se le puede dar a un bebé y especialmente a un recién nacido. Yo lo tengo muy claro, es de las cosas más duras y al mismo tiempo más maravillosas que he hecho en mi vida, y las noches sin dormir, las grietas y el cansancio, merecen la pena.
Después de que haya pasado el tiempo, me he dado cuenta de que en mi caso, para lograr una lactancia materna exclusiva, cumplir estas pautas fueron la clave del éxito.
  1. No tener estrés y estar lo más relajada posible en un entorno tranquilo, con intimidad. Especialmente tras el parto y durante el primer mes.
  2. Hacer muchas tomas y cortas. Tomas frecuentes y de poco tiempo (veinte minutos, media hora como mucho, los dos primeros meses. Después acabará comiendo en 5 minutos!).
  3. Dar el pecho a demanda. No hace falta recordar que no solo somos su alimento sino su consuelo, su cariño, lo que les calma. Os dejo un link donde muestra los beneficios más importantes: https://inatal.org/el-parto/lactancia/66-lactancia-materna-por-que/374-que-beneficios-le-aporta-al-bebe-la-lactancia-materna.html
  4. Usar el sacaleches tras cada toma para estimular la producción de leche (esto a algunas mamás no les sirve o no les gusta. En mi caso, creo que me ayudó bastante, especialmente a hacerlo una vez de madrugada cuando la prolactina es más alta).
  5. Las tomas nocturnas ayudan también a producir más por lo que he explicado en el punto anterior. Como Adri no duerme bien, dar el pecho cada hora, hora y media durante la noche me ayudó muchísimo y me sigue ayudando a producir más.
Después de tres meses muy duros, conseguí una lactancia materna exclusiva “ideal” a base de estas pautas principalmente. Tanto, que Adri no usa biberón ni chupete (que en algunos casos te desespera porque un chupete te facilita la vida!!!) ☺ Y como no, también ha sido gracias a todo el apoyo que he recibido de mi pareja, de mi familia y de una muy buena amiga que también me ha servido de profe ☺ Carol.
Finalmente, quiero añadir que sé que es injusto que hable del biberón de leche artificial como “veneno”, porque muchas mamás optan por la lactancia con leche artificial. Por eso quiero decir que esa era una percepción personal ya que yo tenía muy claro que quería dar el pecho a mi bebé pero cualquier opción es válida y nadie es mejor madre que otra por ello. Al final, son decisiones y circunstancias personales que nos empujan a actuar y que han de respetarse.


Helena Rodríguez



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