A la madre que hace malabares para atender a sus mellizos y su hijo mayor.
A esa mamá que con un bebé de mes y medio aún le quedan fuerzas para ponerse a estudiar una oposición.
A esa otra madre que siempre con prisas recoge a su pequeño de la guarde para que le de tiempo a llegar al colegio a por la mayor.
Y a aquella mujer que se lleva a sus hijas a trabajar, mochila de porteo a cuestas conciliando vida laboral y familiar.
A la señora que ha plantado cara a la vida después de quedarse sin trabajo reinventándose las veces que haga falta.
A la hermana que cree en un mundo mas justo formándose en igualdad de género.
A la mamá que hoy no tiene a su bebé consigo.
A la mami que ha tenido un parto difícil y sueña con el parto deseado.
A esa joven que ha decidido tirar hacia adelante con el embarazo.
A la chica que decide ser madre soltera.
A esa mujer que lucha contra un cáncer.
A aquella que ya no puede luchar y vive disfrutando del presente como si se tratara del último momento.
A esa madre primeriza cuyos comienzos con la lactancia fueron complicados y se empeñó en conseguirlo.
A la amiga embarazada que disfruta de sus ultimas semanas.
A las emprendedoras que montan su propio negocio.
A esa pedazo de profesional que tiene que pelearse por su puesto de trabajo en un sector principalmente masculino.
A la amiga que decide hacer terapia y mejorarse día tras día.
A la que hoy es abuela pero antes fue madre e hija.
A la abuela que ya no está.
A la mujer que quiere quedarse embarazada y a la que no puede.
Y por supuesto a esa mujer que ha decidido no tener hijos.
Todas podríamos sentirnos identificadas, todas somos mujeres reales.
A todas vosotras os digo que sois, somos, unas valientes, unas luchadoras.
Desde que empecé en esto de la maternidad he ido conociendo a muchas mujeres, mirándolas desde otro prisma, otra perspectiva.
Desde la admiración. Cada una con su motivo.
De todas he aprendido algo.
De las mas cercanas aprendo día a día, de mi madre, de mi hermana, de mi suegra, de mi amiga.
Muchas mujeres nuevas que van y vienen en mi vida, de grupos de apoyo, de aquí y de allí.
De otras aprendo a través de las redes sociales, aunque no os conozca en persona.
Todas sois bellas, por dentro y por fuera.
Somos fuerza, somos vida.
Cada vez mas nos apoyamos las unas a las otras, dejando atrás esa competitividad que nos han hecho creer que debía de existir entre las mujeres.
Nos revelamos contra un sistema mayoritariamente machista.
Salimos de esos cánones y roles ya estipulados.
Las mujeres estamos unidas por algo invisible, una camaradería que debería de existir en todas nosotras, aunque desgraciadamente a veces no es así.
Nuestros hijos son nuestro legado. Hablémosles de la vida, de lo bueno y de lo malo.
Nosotras que somos capaces de alimentar a un@ o vari@s hij@s, nuestro cuerpo está creado para albergar vida y dar vida.
Nosotras que movemos el mundo, que damos vida al mundo y que deberíamos de dirigir el mundo.
Nuestros pies dan los pasos para comenzar el camino del cambio, nuestras manos las herramientas para llevarlo a cabo, en nuestra mente la sabiduría, en nuestros corazones el amor y la fuerza para conseguirlo.
Querámonos, luchemos juntas.
Andemos de la mano este camino hacia el cambio.
Porque si, como dice Alba Padró, ¡somos la leche!
A todas vosotras gracias.
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